martes, 24 de septiembre de 2019

F.- VISITAS DESDE TOULOUSE


Cahors


Cahors está situada a unos 115 kilómetros al norte de Toulouse, en un meandro del río Lot, lo que le da una situación geográfica y estratégica que fue muy importante en su pasado. La ciudad cuenta con un importante patrimonio medieval y algunas construcciones de interés, entre las que destaca el Pont Valentré, construido en el siglo XIV, y que es el principal emblema de la ciudad, con sus tres torres fortificadas, y ha sido declarado Patrimonio Mundial.

En Cahors podemos pasear por la ciudad medieval y detenernos en los cerca de 30 “jardines secretos” que tiene la ciudad, en los que se recrean las costumbres y las prácticas de la época medieval en la ciudad.
Destaca la imponente catedral de Saint-Étienne, rematada por dos cúpulas, que luce un bello portal románico con esculturas en el tímpano
Tenemos también una vista espectacular de Cahors y del meandro del río Lot que la rodea desde lo alto si nos acercamos al cercano Mont Saint-Cyr, a unos 20 minutos a pie desde el centro de la localidad.
También os recomendamos pasear por el centro histórico de la ciudad ya que tiene algunas calles con mucho encanto.




Montauban


Y cuando lleguéis a Montauban os sentiréis como si estuvierais en una pequeña Toulouse. Esto es debido a que el centro histórico es de ladrillo rojo como Toulouse.
Una ciudad pequeña, pero con encanto. De alrededor de 50.000 habitantes y capital del departamento de Tarn-et-Garonne, podemos encontrarnos en ella con edificios de ladrillo algo austeros por fuera, pero con notables escaleras y patios en su interior. Es una ciudad cuyo pasado estuvo marcado por los choques entre católicos y protestantes, que conserva algunos lugares y paisajes de interés.
Llaman mucho la atención construcciones como el Pont Vieux sobre el río Tarn o su bonita Place Nationale, con sus arcadas y edificios de ladrillos, que es el corazón del centro de la ciudad. También es paso obligado el Museo Ingres, que alberga obras de dos ilustres artistas originarios de la ciudad: el retratista Jean Auguste Dominique Ingres y el escultor Antoine Bourdelle. En él, aparte de las obras que conserva, no debemos dejar de visitar el sótano, que surgió en el siglo XIV como sala para alojar a los soldados y se convirtió en el origen del palacio, que fue primero residencia de los obispos de la ciudad y, posteriormente, Museo Municipal.
Montauban está situada a unos 70 kilómetros al norte de Toulouse y es una visita que se puede combinar muy bien con otras de localidades cercanas, como son los casos de Cahors o la cercana Moissac.

Carcasona

Llegamos a uno de los pueblos más bonitos de toda Occitania, al sur de Francia. Y este no puede ser otro que Carcasona. Este impresionante pueblo medieval está rodeado por enorme muralla bien conservada. Y es que Carcasona es la fortaleza medieval más grande de Europa. En su interior podréis pasear por sus callejuelas, alrededor de la muralla, visitar su iglesia y su castillo. Os recomendamos dedicarle medio día como mínimo.
Carcassonne –o Carcasona en español- ya no forma parte de la región de Midi-Pyrénées, sino de la vecina Languedoc-Rousillon. No obstante, queda cerca de Toulouse –a aproximadamente 100 kilómetros- y tiene el suficiente atractivo turístico como para hacerle una visita.
Lo más llamativo que podemos encontrarnos en ella es su ciudad amurallada, que fue declarada Patrominio de la Humanidad por la UNESCO. Su origen data del asentamiento galo en la misma ubicación del siglo IV antes de Cristo y, posteriormente, con una ciudad romana. En el siglo XII, se construyó el Castillo Comtal y, un siglo después, comenzó la construcción de la muralla exterior. Destaca sobre el paisaje de la ciudad por sus 53 torres, muchas de ellas culminadas por tejados de color oscuro y forma cónica. Dentro de ella se pueden visitar otros edificios de interés como la Basílica de Saint Nazaire o algunas de sus puertas de acceso como la de Narbona o Aude.
Fuera de la parte amurallada de la ciudad se encuentra la Bastide Saint-Louis. Es la zona baja de la ciudad y, aunque ha perdido sus fortificaciones originales del siglo XIV, sigue siendo una zona interesante para visitar en la ciudad, con importantes edificios civiles y religiosos, principalmente de los siglos XVII y XVIII. La Oficina de Turismo ofrece visitas guiadas tanto de la zona medieval como de la Bastide.
A Carcassonne se llega en coche desde Toulouse por la autopista A-61 en algo menos de una hora y media y también muy fácilmente en tren, tanto en regional como en TGV.


Probablemente la mejor vistas panorámica de la ciudadela de Carcasona, y por ende el mejor sitio para hacer una foto, sea la que se tiene desde la terraza del hôtel des Trois Couronnes, donde nos alojamos nosotros. En la última planta del hotel hay también un restaurante-cafetería, así que no es necesario alojarse ahí para entrar. Eso sí, la comida no es de las mejores… pero siempre puedes tomarte algo de beber y las vistas bien lo merecen.


La otra vista muy conocida de la ciudadela medieval es la que se tiene desde el sur, con los viñedos en primer plano. Para hacer esa foto hay que ir en coche cogiendo el chemin des Anglais y luego el chemin de Sainte-Croix girando a la derecha hacia la Rocade Sud – carretera D 342, en el mapa que hay abajo indicamos dónde están los puntos panorámicos.



Tanto desde el sur, con los viñedos, como desde la terraza del hôtel des Trois Couronnes, hay buenas vistas de la puesta de sol. En el primer caso, en el fondo se ve el cielo teñirse de rojo, mientras que en el segundo es la muralla la que está iluminada con los colores cálidos del atardecer.

Auch

Continuamos nuestra lista de las mejores escapadas y excursiones desde Toulouse. En esta ocasión nos vamos a la ciudad de Auch. Esta hermosa ciudad es la capital del departamento de Gers una de las regiones más desconocidas de Francia. Lo primero que tenéis que hacer es caminar por sus calles que tienen un aire francés elegante. Lo que más nos gustó de la ciudad es que la mayoría de los edificios del centro histórico tienen una arquitectura tradicional francesa.
Aparque en el boulevard Sadi Carnot a orillas del río Gers y suba los 370 peldaños de la escalera monumental construida en 1863. Adornada con la estatua del legendario D'Artagnan y embellecida con vegetación, enlaza con majestuosidad la parte baja y alta de la ciudad. Una vez arriba, admire el conjunto constituido por la Torre de Armagnac, la Prefectura (antiguo palacio arzobispal) y la Catedral Sainte-Marie. Después, podrá descender por las “pousterlles”, callejuelas con escalones típicas del antiguo centro de Auch.
La catedral de Auch (siglos XV-XVII) le impresionará por sus dimensiones y su estilo gótico flamígero. Ha sido declarada patrimonio mundial por la UNESCO en concepto de los caminos de Santiago de Compostela. Su coro, con sus 116 sillas adornadas con 1.500 personajes tallados, le encantará, así como los colores y las luces que surgen de las 18 vidrieras firmadas Arnaud de Moles, maravillas del siglo XVI.
Justo al lado, la Torre de Armagnac, antigua prisión, alberga el Museo del Tesoro de la catedral: ¡no deje de visitarlo!


Sarrant

Uno de los pueblos más bonitos del sur de Francia. Sarrant es un pueblo medieval rodeado por su muralla bien conservada. Lo más imponente es su puerta de entrada con un torreón que al atravesarlo retrocedes en el tiempo. La villa medieval es pequeña con una calle principal circular que da toda la vuelta al pueblo. En el centro del pueblo se encuentra la iglesia que es del siglo XIII.


Albi (La ciudad roja)

Una de las ciudades más importantes históricamente en Midi Pyrenees.Albi es una ciudad de aproximadamente 50.000 habitantes, capital del departamento del Tarn, y situada a unos 70 kilómetros al noreste de Toulouse. Al igual que en el caso de Toulouse y otras ciudades de la región, el color rojizo del ladrillo es el predominante en las vistas de la ciudad.






Celosa guardiana del río Tarn, Albi nos asombra con un admirable conjunto arquitectónico. Su gran catedral fortificada, Sainte Cecile, construida en ladrillo rojo; el antiguo palacio episcopal y las viejas casas medievales con vigas de madera, piedra y más ladrillo rojo hicieron que la ciudad fuera declarada Patrimonio de la Humanidad en 2010. Es una ciudad pequeña, así que un día bastará para descubrir prácticamente todos sus encantos :
  • La catedral Sainte Cécile (siglo XIV-XV): es una joya del gótico que guarda una preciosa y colorida decoración interior de frescos y un espléndido coro. Domina todo el casco antiguo medieval de la ciudad, cuya construcción se concluyó en el siglo XV y destaca, sobre todo, por su enorme torre que domina el centro histórico medieval de la ciudad. Al igual que los Jacobinos en Toulouse y otras muchas iglesias y catedrales de la zona, está construida en estilo gótico meridional. En el interior destacan una representación del Juicio Final y una colección de pinturas italianas del Renacimiento. La catedral Sainte-Cécile alberga el mayor conjunto de pinturas italianas realizadas en Francia a comienzos del Renacimiento. Sus decoraciones pintadas ocupan una superficie de 2 hectáreas. 
  • Le Palais de la Berbie (Siglo XIII-XIV): este antiguo palacio episcopal alberga el museo Toulouse Lautrec en el que se exponen las obras de este artista que además es hijo de la villa. Pero además, cuenta con un “jardin remarcable” con un excelente mirador sobre el Tarn. A nosotros fue uno de los lugares que más nos gustó de la ciudad.
  • El centro histórico: caminar por las empedradas callejuelas del centro histórico es un placer y el mejor modo de impregnase de su encanto. No hay que perderse en nuestro paseo una visita al claustro de Saint Salvi (siglo X-XIII), de acceso libre, junto a la plaza de mismo nombre. 
  • Sin olvidar algunos edificios carismáticos como La Maison du vieil Albi y la Place Savene, una pequeña plaza que parece salida de un cuento.
  • El mejor modo de terminar nuestro paseo es con un precioso atardecer a orillas del Tarn, de donde provenían las arcillas rojas empleadas para elaborar los ladrillos que caracterizan la arquitectura y dan nombre a esta ciudad: Albi, “La ciudad roja”. 
  • No es el único gran atractivo de Albi, ya que el famoso pintor Toulouse-Lautrec es uno de los hijos célebres de la ciudad, que le ha dedicado un importante museo en el antiguo Palacio de la Berbie, un edificio del siglo XIII, situado en el casco histórico de la ciudad. En él se encuentran –entre cerca de 1.000 cuadros, retratos, dibujos y carteles- algunas de las principales obras del artista como “Mujer quitándose las medias” o “Moulin Rouge”. 
Desde Toulouse se puede llegar a Albi en coche, en aproximadamente una hora por la autopista A-68, o en alguno de los trenes regionales que hacen el mismo recorrido aproximadamente cada hora. 

Albi es una ciudad bastante completa y cuenta con numerosos monumentos para visitar. Nosotros os recomendamos dedicarle un día completo para conocer su Catedral, la Ciudad Episcopal, el Puente Viejo, entre otros monumentos. Además tenéis que perderos por las calles del casco antiguo de Albi y probar los creps franceses.

Cordes Sur Ciel


Llegamos a uno de los pueblos medievales más bonitos del sur de Francia. Y si como estáis viendo el país tienen numerosos pueblos que merecen ser visitados. Cordes Sur Ciel es un pueblo bastante desconocido pero no por ello menos importante. Su casco medieval esta rodeado no solo por una muralla sino por cuatro murallas que se conserva en bastante buen estado. Además de pasear por las calles del pueblo os recomendamos visitar su mercado y el mirador son excelentes las vistas.

Esta magnífica bastida albigense posee un patrimonio gótico excepcional. La ciudad alta de Cordes-sur-Ciel conserva unas espléndidas casas góticas, entre las que destaca la casa del Gran Halconero, la casa Prunet y la casa del Gran Montero. Da gusto pasear por la ciudad medieval, con las calles repletas de tenderetes de artesanos y galerías de artistas. ¡Un lugar que no hay que perderse!


Saint Cirq Lapopie 

No podía faltar en nuestra lista de las mejores escapadas y excursiones desde Toulouse este peculiar pueblo medieval francés. Saint Cirq Lapopie es un pueblo bastante conocido de la región, así que os recomendamos lo visitéis a primera hora del día. Cuenta con numerosas calles que suben y bajan casi como un laberinto. A la visita del pueblo hay que sumarle las espectaculares vistas del río Lot.


Montaut les Creneaux

Para finaliza nuestra lista de las mejores escapadas y excursiones desde Toulouse lo hacemos en Montaut les Creneaux. Es una pequeña villa medieval con un encanto muy especial y bastante desconocida. Lo más bonitos de este pueblo es que es tranquilo y se encuentra en un entorno natural precioso. Lo mejor es pasear por sus calles y disfrutar de su fantástico mirador.


Moissac

Moissac es una pequeña localidad de unos 15.000 habitantes situada a unos 70 kilómetros al noroeste de Toulouse. Un lugar pequeño, pero muy interesante para una visita corta de una mañana o tarde o para hacer un alto en el camino hacia otras ciudades.

Moissac tiene un atractivos principal para el visitante: la impresionante Abadía de St. Pierre. La Abadía servía en la Edad Media como residencia para los monjes amanuenses que se dedicaban a copiar libros artesanalmente antes de la invención de la imprenta. Su claustro está excepcionalmente conservado y merece una visita. Allí podremos ver notables esculturas, tanto en los capiteles de la columnas del claustro, como –especialmente- en la entrada que sirve como acceso a la iglesia de la Abadía, que fue una de las etapas fundamentales en el paso del camino de Santiago por la zona y sigue aún recibiendo peregrinos.



En el blog de VoyaInternet.com: Moissac: Abadías históricas y canales idílicos

Aparte de esto, por la ciudad pasa también el Canal Lateral del Garona, que ofrece vistas curiosas de barcos atracados en sus orillas y se prolonga durante kilómetros para delicia de los aficionados al cicloturismo o al paseo por la naturaleza. Es más, en la zona de Moissac, aparte de las numerosas esclusas, podremos disfutar de cómo el canal atraviesa el río Tarn por un puente de agua que se alza sobre el mismo.

Rocamadour

A unos 60 kilómetros al norte de Cahors, dentro ya del Parque Natural Regional de las Causses du Quercy, nos encontramos con otro lugar de interés de la región: el pueblo de Rocamadour, construido en la ladera de una montaña y situado 120 metros por encima del cañón del Alzou.


Además de sus parajes naturales, Rocamadour fue un importante destino religioso en la época medieval, ya que en él se conservaban las reliquias de San Amador y se encontraba también el santuario de la Virgen Negra, con una estatuilla de la misma. Rocamadour era, también, una etapa importante para los peregrinos del Camino de Santiago que recorrían la zona.


Castelnau de Montmiral


Castelnau de Montmiral es una coqueta villa bastida fundada en el siglo XIII por el Conde de Toulouse Raymond VII. Perderse por sus calles de piedra e historia es una gozada, aunque su mayor atractivo es la plaza principal: Place des Arcades; una plaza típica de las bastidas del sudoeste francés. No es la primera vez que realizamos una ruta de pueblos bastida, nos viene a la memoria otra ruta realizada por Gascuña

Esta es una plaza de forma rectangular, rodeada de antiguos edificios de piedra y vigas de madera y de dos plantas soportadas por amplios soportales. Además, tiene la peculiaridad de tener en el centro una picota, aunque en el momento de nuestra visita estaba oculta por un gran abeto navideño. La picota es un testigo mudo de la vida social y religiosa de otro tiempo. Fue utilizada para colgar animales antes de ser sacrificados, mujeres adúlteras o ladroncillos pillados in fraganti.

La rue de Comerce nos lleva hasta la Porte des Garrics; única puerta que se conserva frente a la carretera de Gaillac. Es un buen modelo de arquitectura militar del siglo XIII.

Durante la visita es inevitable fijarse en los edificios, las ventanas, contraventanas, las vigas de madera…En todos esos detalles que visten las calles de este pueblo. La rue des Chifonniers es una coqueta callejuela en la que el nombre hace referencia a una actividad de época medieval: los traperos.


Puycelsi

Dominando el río Vére, asentada sobre un peñasco se alza la villa medieval de Puyselci. En el siglo XII pasa a ser propiedad del Conde de Toulouse, llegando a ser una de sus residencias fortificadas favoritas.
Gracias a su posición estratégica y a sus murallas la villa resistió muchos siglos y batallas, protegida por más de 800m de murallas atravesados por la peculiar torre y doble puerta de L´Irissou.
Realizando su camino de ronda descubriremos los más bellos panoramas sobre La Fôret de la Grésigne y la vallée de la Vére. También guarda interesantes edificios como L’ancienne Auberge o L’église ST Corneille (S. XV), que cuenta con un magnífico retablo y unos llamativos frescos en color azul cobalto.






Bruniquel

Esta es una antigua ciudad comercial, reconocida principalmente, por el comercio del azafrán. Aquí cada esquina nos pide una foto: figuras esculpidas, ventanas germinadas, antiguas puertas con llamativas aldabas… Atravesando l’horloge de Beffroi nos internamos en sus calles de piedra para ascender hasta el castillo y torre del siglo XIII. Ambos fueron escenario del film “Le Vieux fusíl”.


Nos gustó especialmente pasear por los jardines de la villa y, al regresar, descubrir algunos edificios interesantes como la Casa Payrol; un antiguo hotel de comerciantes del siglo XIII.

Penne

Nos pareció una villa singular, dentro de los muros de esta fortaleza las casas se amontonan, quitándose el aire las unas a las otras. Paseamos y disfrutamos de sus curiosos rincones.
Tomar el Sentier des Suquets para subir hasta el deforme castillo y atrapar los últimos rayos de sol de la tarde es todo lo que hay que hacer para terminar la visita.



Castres

Desde el muelle de los Jacobinos, se divisa una extraordinaria vista de las viejas casas de colores de Castres que se levantan a orillas del río Agout. Estas antiguas casas de curtidores y tintoreros tienen hoy en día un gran atractivo turístico. Se pueden contemplar estas casas desde el agua, paseando en un pintoresco barco de madera.

En el antiguo palacio episcopal se encuentra el museo Goya, dedicado a la pintura española, y más concretamente, a la obra del famoso artista español Francisco de Goya.

A la salida del museo, conviene recorrer el jardín del Obispado y fijarse en los magníficos parterres de bordados diseñados por Le Nôtre. En la ciudad vieja también merece la pena visitar palacios como el de Viviès o el de Nayrac.




Rabastens

Rabastens, se encuentra en la antigua ruta que conectaba Lyon con Toulouse a través de Rodez, hacia Santiago de Compostela, utilizada por los peregrinos. En el siglo XII, los benedictinos de la abadía de Moissac fundaron en Rabastens un priorato importante en el barrio de Bourg y edificaron una capilla. La proximidad al río Tarn navegable les permitía exportar su vino hasta Burdeos, argumento que también podría haber influido en la elección del emplazamiento.

Notre-Dame du Bourg, 700 años y siempre bien engalanada. Desde 1998, la iglesia de Notre-Dame du Bourg está inscrita en el Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, en el título de los monumentos remarcables de los caminos de Santiago.

De la capilla original apenas puede verse gran cosa, a excepción del portal con ocho capiteles, que todavía marca la entrada al edificio. Al final de la cruzada albigense (1229), la capilla, gravemente dañada, fue reconstruida y se convirtió en una iglesia parroquial hacia 1260. El coro se agregó en el siglo XIV, y se completó en junio de 1318, para dar al conjunto el aspecto con el que la conocemos hoy.

La riqueza de la decoración interior es impresionante: predomina el rojo, y hay también azul y oro. Los frescos murales son magníficos y emotivos. Los interiores suelen ser más sobrios en las iglesias medievales, debido a menudo al efecto del paso del tiempo sobre los colores. El interior de Notre-Dame du Bourg debe su asombrosa conservación a un hecho original: en el siglo XVI, durante las guerras de religión, la iglesia fue saqueada por los protestantes, que la convirtieron en un cuerpo de guardia, y cuando los católicos la recuperaron la encalaron para purificarla. No fue hasta el siglo XIX, durante una restauración, que se descubrieron las pinturas bajo la capa de cal, las cuales se habían conservado en un estado excepcional.

Las esvásticas pintadas en la pared desconciertan a menudo a los visitantes; este símbolo, similar a la cruz gamada, es de hecho muy anterior. Símbolo sagrado antiguo, común a muchas espiritualidades y de numerosas épocas, es sinónimo de movimiento y de vida.



Gaillac

No hace tanto tiempo que sabemos que Gaillac estuvo ocupado desde el período galo-romano, pero su nombre aparece en documentos que mencionan la fundación de la abadía benedictina de Saint Michel en 819. Su prosperidad Se declara con el cultivo de la vid por los monjes. El comercio del vino, pero también el pastel (isatis tinctoria) en el siglo XVI, transportado en el río Tarn, permitirá que Gaillac prospere y desarrolle al mismo tiempo una actividad marítima. Las guerras cátaras son mucho menos responsables de las peleas de poder que las guerras religiosas entre católicos y protestantes.

La iglesia abacial de Saint-Michel está estrechamente vinculada a los orígenes de Gaillac y hoy sigue siendo fiel testimonio de su historia.

En el año 972, el obispo de Albi asignó un dominio a los benedictinos con la misión de fundar una abadía. Los monjes también participaron arduamente en la actividad vitícola, lo que contribuyó al desarrollo económico y al prestigio de la ciudad en Francia y en Europa.

Si bien Gaillac escapó de los desastres de la cruzada albigense, la ciudad no se libraría de la guerra de los Cien Años y las guerras de religión. Una vez más, el comercio del vino participó en su renovación. La abadía fue reconstruida en los siglos XVI y XVII, antes de que la Revolución francesa marcara el fin de su historia eclesiástica.

Revel

A muy pocos kilómetros de St. Ferrol está Revel, un pequeñito pueblo de la Occitania con mucho encanto y uno de los mercados más bonitos de toda Francia. Era sábado por la mañana, el mejor día para visitarlo. Un pueblo aparentemente tranquilo por sus alrededores se transforma por completo cuando llegamos a su corazón, la plaza donde se instalan los puestos.

Es un viaje al pasado en un mercado que se construyó en el siglo XIV. Sí, has leído bien. Los productores llegan de la zona con sus mejores viandas. La gente está contenta. Un buen bocado y un buen vino es sinónimo de felicidad.
Este mercado techado pero abierto a la calle atrae a gente de todo el país y de fuera de él cada semana. Hay puestos de quesos artesanos (solo pensarlo se nos hace la boca agua), de carnes y longanizas como la famosa melsat (una especie de butifarra), dulces y panes hechos a mano y todos los productos del pato que te puedas imaginar, incluidos unos chicharros con los que aún seguimos soñado.

A pocos kilómetros se encuentra el lago de Saint-Ferréol formado por una presa cuya razón de ser es abastecer de agua al Canal du Midi. Es una gran reserva que garantiza que la totalidad del canal presenta el nivel apropiado de caudal en cada tramo de la vía náutica.

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